jueves, 21 de junio de 2012

Escapada a Chingaza


Bogota tiene muchas cualidades, y sin dudas una de las que mas nos gusto es su ubicación geográfica. Al estar rodeada de cerros la gente puede escaparse a las montañas en cuestión de minutos y cambiar completamente de entorno y de clima.
Y ese fue el plan que nos propuso jhon Jairo Jimenez, un amigo de Lupe, de la isla. Un tipo fantástico al que conocimos apenas por llamarlo por teléfono y juntarnos a charlar un rato, y cuando nos dimos cuenta estábamos subiendo los cerros a bordo de su jeep, muertos de risa.
Que linda que es la vista de Bogotá desde los cerros! Uno no alcanza a comprender la dimensión que tiene esta ciudad hasta que se aleja un poco y ve kilómetros de casas que de a poco van copando los cerros.

Imagen en el centro de Bogota, de fondo los cerros orientales
Al rato de subir y subir serpenteando la ladera del cerro comenzamos a ver una vegetación increíble, solo interrumpida por casas de barrios cerrados y restaurantes que aparecen entre las enormes piedras que conforman este macizo, rocas de diferentes tipos que son trabajadas a cincel y comercializadas a la vera del camino.
Y metiéndonos en caminos estrechos, siempre subiendo vimos aparecer la Calera, una fabrica de cemento de varios pisos de altura y dimensiones monstruosas abandonada en medio de la montaña, un contraste chocante pero bonito.
Y llegamos a la finca de nuestro anfitrión, a 3000 mts de altura, casi en la cima de todo, entre las nubes, literalmente hablando y rodeada de minifundios dedicados al cultivo, principalmente de la papa.


Y el dia quiso que cada instante fuera una postal, al estar nublado vimos correr las nubes por las ladera contrastadas en el negro intenso de la tierra humeda arada para el cultivo, y cada vez que salía el sol todas las paletas variaban y nos dejaban boquiabiertos.
Y hubo mas… por que el paseo continuo montaña arriba, a los 3300 MSNM, donde Jhon y Mauro planean construir una finca, literalmente en el paraíso… un lugar lleno de vegetación al que le están haciendo crecer cientos de especies bordeando espejos de agua que se derivan de las vertientes.

La humedad que tiene este lugar es increíble, y eso hace que crezcan ahí infinidad de especies de plantas, líquenes y hongos…
Ya en la cima de todos vivimos una experiencia fantástica. Estábamos parados los tres en el borde mas alto de la montaña viendo las nubes desplazarse y chocar en el valle, formando un remolino cuando apareció el sol, por detrás nuestro, y proyecto nuestras sombras en un arco iris circular en las densas nubes que estábamos viendo! Fue increíble movernos y ver nuestras sombras en el centro del arco iris circular, aunque trate seria imposible tratar de describir eso que vivimos…

De vuelta a la cabaña prendimos unos fuegos para calentarnos y cocinamos unos bifes encebollados con papas criollas picantes y unas arepas riquísimas, un menú bien montañes y una charla lindísima al calor del hogar.
Un dia de campo lindísimo a solo una hora de la gran ciudad. Gracias Jhon y Lupe por compartir este paraíso!.    
Jhon Jairo Jimenez

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