jueves, 26 de julio de 2012

Taganga



 Luego de disfrutar 12 dias en el Parque Tayrona decidimos que era tiempo de seguir viaje y partimos rumbo a Taganga, un pueblo cerquita de Santa Marta, de unas 6 cuadras de largo por 6 de ancho donde de un lado las calles remontan el cerro y del otro mueren en el mar. La playa no es muy larga pero al estar en una bahia rodeada de cerros es muy bonita.


La calle de la playa es peatonal y esta llena de negocios y malocas restaurant (quinchos de caña y hojas de palmera) con magnifica vista al mar, donde se puede comer un menu de sopa, plato de pescado con arroz y platano frito y gaseosa por $10.000 ($20 arg).
Nos hospedamos en un hostel recomendado por Emmanuel, un barcelones muy buena onda que conocimos en Tayrona, Casa de Felipe es un complejo hermoso, aunque esta a 5 cuadras de la playa este lugar es altamente recomendable, de estilo colonial con muchos patios y terrazas repletas de plantas y arboles que le dan mucha sombra. Se puede optar por habitacion doble (la que elegimos por $50.000 la noche), triple o sextuple. Hay restaurant y un bar donde hacen unos jugos de frutas riquisimos, como en todo Colombia...


A las 6 de la tarde vuelven los pescadores en sus botes (muchos de arboles tallados) trayendo al sector de la playa que tienen asignado la pesca del dia.
Muchos venden el pescado directamente a los restaurantes y el exedente al publico que se acerca a comprar (en su mayoria lugareños que conocen los horarios y los valores). Lo recomendable es esperar que un colombiano compre primero para tener una referencia de precio (aunque eso no es muy dificil ya que por lo general, y sobre todo los costeños, no respetan orden de llegada ni filas, simplemente ordenan y listo...) En todo colombia el acento foraneo multiplica los precios (por ejemplo si el acento es latino lo multiplica por dos, si es yanqui o europeo por cuatro y si ni siquiera hablan una palabra en español... mamita! En todos los casos lo importante es el regateo, este pais no es apto para no regateadores, a no ser que tengan mucho dinero...


Nuestra primer compra de pescado fue un bonito de unos 2 kg. A $10.000 ($20) que hicimos frito al ajillo en la cocina del hostel y saboreamos en la terraza con vista a la bahia junto a Marina y Noelia, dos argentinas patagonicas muy buena onda que conocimos en Tayrona y que estaban despidiendose de las playas colombianas antes de su regreso (como ahora viajan con nosotros por medio de este blog les mandamos un beso a las dos!)



Este pueblo ademas de ser pesquero cuenta con muchisimos hostels y hoteles para los turistas que lo visitan ya que al estar cerca del Tayrona es paso casi obligado. La oferta de bares y boliches tambien es grande y eso hace que los fines de semana los jovenes de Santa Marta copen este pueblito.
El costeño es muy particular, al igual que sus formas... hay bocinazos y discuciones de transito en cada esquina de las grandes ciudades, los automivilistas que pasan peinando espejos y muchas veces no tienen pudor en cachetear el auto de al lado y gritar cosas como “vaia a comel mielda hijo e su puta madre!!!”  

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